El Encanto de Tundama

 

La película de Disney “Encanto” se alzó como ganadora del Oscar a mejor película animada en el 2022 y ha sido una sensación aún mucho tiempo antes de su lanzamiento. Por otro lado, existe una propuesta local que ha pasado desapercibida por el gran público.

 

No hace mucho que tuvieron lugar los premios Óscar 2022, en los cuales hubo situaciones esperadas, como lo fueron las diferentes nominaciones y premios de cada categoría. También estuvo la sorpresa del evento, protagonizada por Will Smith y Cris Rock. Siendo esta última la que opacó todo lo demás que sucedió, también debido a que la novela propia de Smith, se ve de larga duración y como seduce fácilmente por su sabor a chisme, estará en primer plano en el escenario de Hollywood, cada que tenga una actualización.

 

Ya mencionado lo anterior, vamos al fenómeno que ha tenido pendientes a los medios colombianos y sus asiduos consumidores de contenido: “Encanto”, la película animada de Disney inspirada en Colombia. Es prudente resaltar el hecho de que es inspirada en Colombia, aspecto que ha sido dejado de plano por más de un comunicador a la hora de referirse al largometraje, quienes henchidos de emociones causadas por una ausencia de autodeterminación del pueblo colombiano (mal que parecen compartir todos los países de habla hispana de la región), terminan diciendo cosas como <<la película colombiana>>. Cosa esta bastante alejada de la realidad y aunque es verdad que la cuota de actores y cantantes nacionales le aportan más a la fidelidad de la cultura en la cual se inspira la película, sigue siendo una interpretación de gente ajena al país la que le da vida a todo el ambiente de la historia de la familia Madrigal. Decir que “Encanto” es colombiana, es como afirmar que porque en Colombia se ensamblan vehículos de General Motors y Renault, esas marcas pertenecen al pueblo y deben ser consideradas orgullo nacional.

 

 

Una apuesta cultural

Ambientada en el S. XVI, Tundama narra la historia de un cacique que se enfrenta a la llegada de los españoles. El consecuente choque de mundos no se hace esperar y se pueden ver algunos eventos y desarrollo de personajes enmarcados en este suceso. Dagamedia (la productora) logró esto con el apoyo de la Gobernación de Boyacá, entre otros participantes. Por supuesto no tiene la espectacularidad de una obra de Disney, pero aún así, ha sido reconocida en varios eventos en los que ha participado, incluyendo el Oniros Film Awards en Nueva York. Un reconocimiento llamativo es el realizado a su música, la cual me parece que desde el avance (trailer), ya deja ver la inmersión en las escenas más intensas. 

La novedad más impresionante está en el trabajo que se tomaron en hacer que los diálogos de los personajes Muiscas, fueran en su idioma (subtitulados al español, claro está). Esto es un condimento exquisito que pone esta obra colombiana en un lugar en el que ninguna ha estado antes, rescatando un idioma que no se debería dejar morir. A menudo, buscamos aprender un idioma que nos resulte exótico (el inglés no cuenta) y en nuestras lenguas ancestrales, encontramos opciones interesantes por su sonoridad y significado de sus vocablos. El pecado que al parecer cometieron estas lenguas es no tener una escritura propia, pero eso es algo que hoy en día es fácil de solucionar.

 

 

De “Bolívar, El Héroe” a “Tundama”

Hace unos años, por allá en 2003, nos atropelló un largometraje basado en la vida de Simón Bolívar y pues como su nombre lo indica, lo muestra como un héroe al mejor estilo de las historias de Homero. Todo un lavado de imagen para un hombre que se sabe que no era tan impoluto como nos muestran los libros de historia, o si no, bien pueden consultar con los peruanos y los pastusos. Este último detalle me hace preguntar si un reconocido participante de la vida nacional no intentará algún día emular las acciones de un personaje de “Los Simpsons” el cual hizo una película autobiográfica para lavar su nombre en la ciudad de Springfield. De cualquier manera, ya dio sus primeros pinitos en los textos de la editorial Santillana.

Olvidando el hecho de la imagen del personaje, pasemos de lleno a la propuesta de la película de ese entonces, la que más parecía un capítulo largo y tremendamente exagerado de “El Siguiente Programa”, dedicado al prócer de la patria, pero con los trazos usados en una escena de un episodio dedicado al fracaso de la selección colombiana de fútbol en su participación en el mundial de Francia ’98. En la mencionada escena, se hace una sátira al estilo de dibujo comúnmente usado en el manga japonés. Para este propósito, se exageran los rasgos faciales de la gente en la tribuna, mientras se hace mención a dicho estilo de origen nipón. Es la mejor comparación objetiva que se puede hacer, puesto que la película fue promocionada en las secciones de entretenimiento de los noticieros de la época como, léase bien, <<un largometraje con estilo de dibujo manga>>.

Ya teniendo la oportunidad de internar soportarla, es fácil notar el exabrupto en el que se torna tal declaración pública (no les da pena decir en TV abierta que eso es estilo manga). La película es todo un atentado visual, un desbarro de principio a fin; lo único bueno que tiene es un par de líneas que decía Bolívar en el avance mostrado en los noticieros. No es para nada recomendable verla, pero pues ya que estamos en pleno postmodernismo, también los hábitos autodestructivos de la gente son muy creativos. Es responsabilidad del lector, caer en ello.

Por otro lado, “Tundama” deja una mejor sensación. La diferencia es abismal entre ambas apuestas y si bien sus gráficos parecen los de un gameplay de la generación de la consola PlayStation 2, se deja ver de principio a fin. Es cierto que hay mucho por mejorar, pero si las grandes inversiones en animación no terminaran sólo en publicidad, hace rato tendríamos animaciones internacionalmente competitivas. Esta película merece un remake en el futuro.

 

 Consuelo de masas

A pesar de todo lo dicho anteriormente y sin importar la coherencia de estas líneas, a la masa no le gusta que les quiten sus <<logros>>, obtenidos por otras personas que no saben quien es el ciudadano promedio de a pie. Quienes prestaron sus voces para dar vida a los personajes y a los temas musicales de “Encanto” han cosechado y seguirán cosechando sus propios éxitos, los cuales son de ellos y sólo de ellos; eso sin contar que es una película estadounidense y los premios en últimas son de ellos y para ellos.

Lo único realmente rescatable es que no se mencionó al narcotráfico como característica más resaltable del país; en su lugar se vio un colorido ambiente que evoca los mejores relatos del nobel local de literatura. Tal vez hay gente allí que sí nota la hipocresía impositiva de la certificación, que arbitrariamente, emite ese país a sus vecinos del continente. Sin embargo llegados aquí, el producto más obvio del análisis de muchos lectores serán los calificativos mordaza, porque sólo un amargado no nota que tenemos <<el mejor café del mundo>>, <<el segundo himno nacional más bello, sólo por detrás de La Marsellesa>> y ahora, <<la mejor película animada es colombiana>>.

El producto verdaderamente colombiano siempre se ha sufrido del desprecio local. Se repite eso de que <<nadie es profeta en su tierra>> y con la sola mención de que es cine colombiano, ya se voltea a ver a otro lado. Es entendible, puesto que en la escena local sólo vende medianamente la comedia (dirigida por los dos exponentes de siempre) o las producciones de corte documental y trágico, que más que reflexionar, nos hacen llorar al país recurrentemente. Otro tipo de propuesta, parece simplemente inadmisible. Por tal motivo, no sorprende que para el momento en que se escribió el presente artículo, todavía había mucha gente que ni sabía de la existencia de “Tundama”, un producto colombiano con un inusual, pero verdadero encanto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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